Macron es una nueva resurrección de ese Bonaparte que se presenta tan a menudo en Francia, siempre en una versión más mísera y caricaturesca. En su visita a Epinal, en el Nordeste, fue abucheado y silbado desde que llegó rodeado de guardiaespaldas fornidos, pero asustados. Allí fue interpelado por un ferroviario, un estudiante, un jubilado y una enfermera y no tuvo que discutir con más gente porque los demás le gritaban y porque acortó su visita.
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