La planta de tratamiento de aguas negras de Punta Bandera y el río Tijuana son las dos fuentes de contaminación del Océano Pacífico en esa porción de mar que comparten los estados fronterizos de Baja Californa y California. La primera, que inició operaciones en 1988, funciona de manera muy deficiente y libera una gran cantidad de líquido que no llega a procesar. El segundo arrastra en su cauce las aguas negras de decenas de viviendas que no están conectadas al drenaje, además de la basura de las calles cuando llueve.
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