Ayer, Martí Batres Guadarrama partidizó aún más lo que en un principio pudo haber parecido un problema democrático de espectro más amplio: desplazado de la presidencia de la mesa directiva del Senado por un grupo que tiene como cabeza a Ricardo Monreal, Batres prefirió llevar su queja ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido Morena, en lugar de presentarla ante instancias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde sus alegatos podrían haber sido analizados sin la carga grupal o facciosa que de manera natural implica la vida interna de cualquier partido.
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