Vivimos en un periodo donde la fuerza de la realidad trastoca creencias arraigadas en nuestras mentes y comportamientos. Se nos dijo y lo aceptamos, que la inflación encerraba el mal fundamental del orden mundial, de las economías nacionales y de la distribución de los ingresos. Con tal idea en la cabeza creamos un banco central independiente encargado exclusivamente de atender los problemas enunciados, aunque relegase otras aspiraciones de la población y del gobierno. Hoy, tal credo se debilita, los bancos centrales del primer mundo, a los que copiamos, no buscan negar toda inflación, se esfuerzan, sin éxito, en regenerar alguna razón para mantener o corregir a la baja las tasas de interés.
de La Jornada: Política https://ift.tt/2Tw3kX4
No hay comentarios:
Publicar un comentario