Cuando en abril de 1962 murió el poeta Emilio Prados, León Felipe le decía a sus contertulios del legendario Café París, ubicado en la avenida Cinco de Mayo: “es hora de irnos a otro lado porque la de la guadaña nos está buscando”. Lo mismo expresó al morir en noviembre de 1963 Luis Cernuda, otro de los grandes intelectuales obligados a dejar España huyendo de las garras del fascismo. Pero el autor de ¡Oh, este viejo y roto violín! no se movió de la colonia San Rafael, donde vivió hasta fallecer en 1968.
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