Xochicuautla representa hoy el cúmulo de atropellos contra un pueblo, el despojo deliberado, las complicidades del Estado con los intereses capitalistas que arrasan con la naturaleza y con las culturas milenarias; se suman aquí los intereses mezquinos que dividen comunidades, y violentan leyes y tratados. Xochicuautla es también hoy sinónimo de resistencia, donde hombres y mujeres ponen, literalmente, el cuerpo frente a la maquinaria que destruye sus bosques, senderos y rutas sagradas. No es poco lo que se juega en estos cerros del pueblo ñhathö (otomí). La empresa Autovan y el gobierno tienen grandes planes para esta región: nada menos que la ampliación de la opulenta zona de Santa Fe, en el poniente de la ciudad de México.
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