lunes, 30 de octubre de 2017

Arturo Balderas Rodríguez: Desde el Otro Lado

En el contexto de las negociaciones sobre el TLCAN, Donald Trump nuevamente ha echado mano de la demagogia barata que durante la campaña vendió a miles de trabajadores de Estados Unidos (EU), cuando responsabilizó al tratado por la pérdida de sus empleos. La misma falsedad es ahora el pretexto para rechazarlo o imponer condiciones imposibles de aceptar. A esa demagogia, es necesario agre­gar la ignorancia en torno de lo que el tratado es o debiera ser. Con motivo de los tres primeros años de la firma del TLCAN, el economista y diplomático Sidney Weintraub advirtió que el tratado debía entenderse como algo más que un instrumento comercial (FCE 1977). Es un medio, escribió, para mejorar la eficiencia y estimular la productividad de las tres naciones firmantes, lo que finalmente redundaría en una mayor prosperidad de la región. Más de 20 años después, lo dicho por Weintraub, en cierta forma, se ha cumplido. Ha estimulado la eficiencia y productividad de las tres naciones y propiciado el crecimiento de algunos sectores de la economía, pero también ha causado el deterioro de otros, en México el agrícola, tal vez el más dramático y contrastante.

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