Arrinconados, nuestros negociadores se preguntan una y otra vez cuándo es la fecha señalada; cuándo llegará su High Noon para afrontar la hora de la verdad del TLCAN. La renovada cercanía con nuestro otro socio comercial, debe ser bienvenida pero no festinada: hablamos aquí de un comercio binacional que crece pero cuyo tamaño es bajo y, de otra parte, de una relación estructural entre Canadá y Estados Unidos de muy larga data y de indudable densidad productiva, social y, por mucho y largo tiempo, política.
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