lunes, 22 de junio de 2015

Ortiz Tejeda: Nosotros ya no somos los mismos

El domingo 7, como cada tres años, me dirigí a la casa de don Carlos Gaona donde, desde hace varios sexenios se ubica, gracias a su ánimo permanente de colaboración cívica, la casilla en que me corresponde sufragar. Mi credencial con fotografía, para votar (insisto en la redacción), daba fe de mi calidad de mexicano que, aunada al hecho de haber cumplido (en repetidas ocasiones), la edad requerida por el artículo 34 constitucional y, además, tener en mi favor la presunción de un modo honesto de vivir, me hacían merecedor a la categoría de ciudadano y, con ello, me abrían las puertas de acceso a los derechos consagrados en el siguiente artículo, el 35. De entrada: votar y ser votado.



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