Cada año más de 300 integrantes del Ejército Mexicano obtienen sus alas de plata, las cuales los acreditan como paracaidistas, pero otro número igual o mayor no supera las duras pruebas de fortaleza y estabilidad emocional a que los someten para dar el paso al vacío que cada salto requiere y que durante 50 segundos los desplazará en el aire hasta descender en el punto donde empezarán operaciones.
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