miércoles, 19 de septiembre de 2018

Bernardo Barranco: El problema no es Francisco sino el papado

A raíz del anuncio de que el Vaticano proporcionará una respuesta a las acusaciones de monseñor Carlo Maria Viganò, se puso fin a las especulaciones sobre el silencio de Francisco. Asímismo, el Papa ha convocado una cumbre de obispos para febrero próximo, una reunión sin precedente con todos los presidentes de las conferencias episcopales sobre la protección de los menores de edad. Estas dos decisiones son tan repentinas como oportunas, dada la escala de lo que ha sucedido. Más que un ataque contra Bergoglio parece ser un ataque al reformismo del papado. Recordemos, monseñor Viganò redactó un duro documento que acusa al papa Francisco de encubrimiento en el caso del cardenal estadunidense McCarrick y le pide la renuncia. Un hecho sin precedente en la historia reciente de la Iglesia. El arzobispo Viganò ha cruzado un umbral insospechado, apoyado por el fundamentalismo católico. Acto considerado insalvable que pide al papa Francisco dimitir. Me hizo recordar un artículo del jesuita Ignacio González Faus, a año y medio del pontificado de Bergoglio, sin dar su nombre cita a un obispo amigo a quien Francisco, el actual obispo de Roma, le dijo literalmente en conversación privada: “reza por mí; la derecha eclesial me está despellejando. Me acusan de desacralizar el papado” (¿Desacralizar el Papado? 20/10/14)

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