Luego de la euforia que acompañó su lanzamiento como “idea fuerza” de los nuevos mundos que configurarían la post Guerra Fría, la globalización empezó a hacer agua hasta encallar, crisis tras crisis, en playas poco generosas. Hoy, al calor de las fintas de una guerra comercial global, como sería la que anuncian Estados Unidos y China, y de la certeza de la desaceleración económica, sólo nos queda admitir que vivimos horas de angustia y desaliento.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2Ik3rRE
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