Mientras pensaba en escribir sobre las enseñanzas y advertencias que nos deben dejar a todos, pueblo y gobierno, los lamentables hechos sucedidos en Culiacán, busqué un viejo texto de derecho constitucional, el clásico de Felipe Tena Ramírez, inquieto por la noticia de una cita del Senado al secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, con objeto de dar explicaciones y aclaraciones sobre puntos inciertos de la detención de los hijos de El Chapo Guzmán, el caos posterior, la presencia de sicarios por varias partes de la ciudad, los disparos, muertos y heridos. Recordaba que una vez, siendo procurador del Distrito Federal, aclaré al Senado que no tenía facultades para citarme e interrogarme acerca de un asunto a mi cargo.
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