Hace mucho tiempo que los concursos de oposición no son una vía para que profesores con contratos temporales en la UAM logren estabilidad laboral. Pero esto no había sido reconocido como ahora lo hizo (8/11/19) el presidente de una comisión dictaminadora en reunión con numerosos académicos. En esos concursos tienen preferencia quienes cumplen con el retrato hablado de una visión aristocrática de la profesión y no los que tienen años como temporales. Y ahora existen en la UAM dos clases de académicos claramente distinguibles: por un lado una que vive y trabaja confortablemente y por otro un precariado que, a pesar de sus maestrías y doctorados gana menos de 10 por ciento del sueldo de los primeros, tiene contratos de medio tiempo, trabaja semanas sin paga, debe concursar cada cinco meses, tiene hasta 10 años en esa condición y demuestra cotidianamente su capacidad académica e importantes grados de responsabilidad y compromiso.
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