Es recurrente la relación de amor y odio del obradorismo respecto a las encuestas de opinión pública. Celebradas cuando favorecen a su causa, mostradas por lo alto para hacer ver que hasta tales instrumentos demoscópicos les dan ventaja en determinada ocasión política, el hábil político tabasqueño y sus seguidores transforman tales idilios circunstanciales en rudas batallas igualmente temporales cuando los números les son adversos. Cuchareo, se asegura en el ámbito andresino que es el método de adulterio técnico; manipulables y mendaces, las etiquetas a pegar de inmediato en infieles sondeos del momento.
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