Las policías comunitarias incomodan enormemente a las autoridades gubernamentales y al Ejército. No importa que su existencia y labor estén amparadas por la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos Indígenas del Estado de Guerrero. El malestar contra ellos es tan grande que sus dirigentes han sido perseguidos y encarcelados.
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