En un gesto inédito y sin precedentes en la historia de la Iglesia católica, el papa Francisco invitó a tres víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes a hospedarse en su casa, la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, para escuchar con tranquilidad sus testimonios, luego de haberles pedido perdón públicamente por defender durante años al obispo Juan Barros Madrid, quien encubrió los crímenes del sacerdote Fernando Karadima, conocido como el Marcial Maciel chileno.
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