martes, 29 de mayo de 2018

Julio Hernández López: Astillero

Cuando, el año recién pasado, algunos grupos priístas presionaban en busca de precipitar la designación de candidato presidencial (con Miguel Ángel Osorio Chong como aspirante muy debilitado, pero todavía con ciertas esperanzas), había presuntos intérpretes palaciegos que justificaban la retención peñista de la decisión sucesoria con el argumento de que el ocupante de Los Pinos deseaba prolongar lo más que le fuera posible dicho “destape”, pues luego de él comenzaría de manera natural su declive político. Enrique Peña Nieto, se decía, buscaba conservar un poco más los hilos del poder, sabedor de que al postular al candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) éste iría tomando dichos hilos, hasta dejarlo explicablemente en un segundo plano.

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