Las mujeres que trabajan en maquilas, además de laborar en condiciones precarias que implican más de 12 horas de jornada, sin descanso y bajos salarios, enfrentan acoso sexual, principalmente de supervisores, que en los últimos años se ha encubierto bajo la figura de “enamoramiento” para evitar que las víctimas denuncien, pero así son sometidas.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2MC12jz
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