Regreso, de manera reiterativa, a presentar un alegato –el anverso– a la andanada, del sistema establecido, en contra de cualquier iniciativa presidencial. Es, huelga decirlo, un empuje que mucho tiene de compulsivo, del inmenso aparato que aún domina el ambiente publico del país. Tal esfuerzo se atisba incansable, ramificado e intenso. No hay paso presidencial que no detone una desmedida y hasta arbitraria respuesta del viejo orden. Orden que todavía mantiene, bajo su férula, toda una inmensa gama de resortes de ataque y defensa, para mantener la hegemonía de la que ha gozado y desusado. Es por eso que la virulencia de sus retobos son, cada vez más, incisivos y notables. Aunque de manera irónica se hacen, también, más evidentes las limitantes a su interior. Sobresalen, sin que pueda evitarlo, las ineficaces intentonas por detener o tamizar el cambio que se les impone como necesario.
de La Jornada: Política https://ift.tt/2yC5PeZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario