Con elegancia política, doña Rosario Ibarra de Piedra convirtió el acto protocolario de la entrega a su persona de la medalla Belisario Domínguez en una devolución de responsabilidad histórica a las instancias de poder que le homenajearon, en especial al Presidente de la República, a quien entregó en custodia la presea en mención en espera de que se cumplan los objetivos reales de la lucha por la aparición con vida de quienes fueron tomados violentamente por órganos del Estado mexicano, y por la impartición de justicia verdadera en cada caso.
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