Venecia está bajo el agua. Mucho más que aquel 4 de noviembre de 1966, cuando el mar se alió con el viento y la lluvia e invadió casi toda la ciudad durante varios días. El nivel de la marea ascendió entonces 180 centímetros. Las murallas de piedra que desde hacía más de dos siglos protegían la laguna, no sirvieron y mostraron la fragilidad de una ciudad que desde el punto de vista de la conservación de su patrimonio estaba muy descuidada. El cineasta Giovanni Pellegrini mostró en 2016 en el documental Aquagranda in crescendo lo que esa tragedia significó para los venecianos. Entre otras cosas, más de 17 mil viviendas afectadas severamente.
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