“En la orilla de la laguna” donde sembramos maíz y cultivamos jitomate y chile, ya no es el paisaje de las aguas tranquilas de la montaña baja de Guerrero. Es un sitio pesado y muy escabroso, donde abundan los vestigios de plomo y el zumbido de las balas de los cuernos de chivo, son una amenaza constante. Hasta para arrear a los animales que van a tomar agua hay que ir acompañado, porque sólo te pueden levantar o matar. El machete ya no sirve para enfrentar los peligros. La escopeta es un artículo de primera necesidad. Es para defender nuestra vida, porque en el cerro y en cualquier paraje nos pueden venadear.
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