No es nuevo el grave problema que se vive en la franja costera de Quintana Roo. Saben de él las autoridades y el sector empresarial desde principios de 2015, cuando comenzaron a llegar miles y miles de toneladas de sargazo, en la mejor época del turismo extranjero. Oficialmente se reconoció que la arribazón de tan indeseable visitante no se debía a la contaminación por aguas residuales. Igual dijeron las autoridades de Cuba, Puerto Rico, Dominicana, Barbados, Antigua, Granada, Santa Lucía y Jamaica, también afectados por el alga.
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