viernes, 22 de octubre de 2021

Pedro Miguel: Impuestos y beneficencia

Algo hay tremendamente obsceno en el acto de entregar lo prescindible a los necesitados: se da lo que sobra, lo que no afecta de manera apreciable el patrimonio ni el nivel de vida, lo que igual habría podido ir a dar a la basura. A cambio de esa generosidad fingida se obtiene reconocimiento y mérito social, se enfatiza el estatus y se logran elogios. Por añadidura, el sujeto caritativo seduce al espejo de su conciencia y se ensalza a sí mismo como un individuo virtuoso. Desde esta perspectiva, los mendigos en las culturas antiguas, de la Grecia clásica a Mesoamérica, desempeñan una función social insoslayable.

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