viernes, 30 de enero de 2015

Julio Hernández López: Astillero

Desde luego que concurren, y en determinados casos pueden ser absolutamente determinantes, el azar, el infortunio, las fallas operativas y los errores individuales. Pero en el México de las tragedias cotidianas son inocultables los factores de la descomposición institucional y de la corrupción político-empresarial para entender las desgracias que suceden en múltiples lugares y en las más disímbolas circunstancias.







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