miércoles, 3 de enero de 2018

César Navarro Gallegos: Desencantos y premoniciones de tiempos electorales

El “retiro espiritual” al que fue confinada Elba Esther Gordillo durante cerca de cinco años por sus antiguos aliados y protectores ha concluido y ahora transita por la etapa de “reflexión domiciliaria”. Para encarcelarla fue acusada de los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita. De sobra es conocido quiénes eran sus cómplices más cercanos. Y operadores de los millonarios recursos que disponía el SNTE, así como de otros cuantiosos bienes manejados en secrecía por los más allegados de la otrora “poderosa” líder política y “moral” de la agrupación magisterial. Sin embargo y pese al tipo de delitos por los que fue acusada, la profesora entró y salió solitaria de la cárcel; al lado de Elba Esther debieron estar como sus acompañantes y también beneficiarios en este exilio espiritual los charros sindicales elevados por Elba Esther a la dirección del SNTE; herederos y usufructuarios actuales por dictados de Peña Nieto del patrimonio político y sindical que por décadas se había concesionado a la entonces profesora amiga.

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