lunes, 2 de abril de 2018

Julio Hernández López: Astillero

Es natural que sean pocos los cambios de fondo perceptibles en los primeros días de las campañas presidenciales en forma. Los efectos de las nuevas estrategias se irán viendo más adelante, en un proceso acumulativo y no solamente en destellos de arranque. En un sistema medianamente calificable como democrático, la ventaja que todas las encuestas de opinión le dan a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) parecería irremontable en tres meses de campañas, pero la anormalidad perniciosa del sistema mexicano alienta una generalizada duda, no respecto a quién debería ser el ganador de estos comicios, sino como reflejo de esa falta de democracia, si los factores de poder que controlan los mecanismos electorales, mediáticos y represivos permitirán el desenlace natural del proceso en curso o aplicarán toda su fuerza en adulterarlo, en cometer un fraude electoral más.

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