Como en el caso de Regina Martínez, la corresponsal de Proceso y, años atrás, de La Jornada, a quien asesinaron en abril de 2012 en Xalapa, la capital del estado desgobernado entonces por el reprobable Javier Duarte de Ochoa, en 2017 se enviaron dos mensajes de muerte cumplida al periodismo irreprochablemente crítico, que daba ejemplo entre un gremio dolido por la corrupción y la represión: primero fue Miroslava Breach Velducea y, menos de dos meses después, Javier Valdez Cárdenas.
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