No coincido con quienes dicen que el formato del debate del domingo fue bueno. Los conductores hicieron ciertamente lo que pudieron, pero el marcador del reloj echó a perder las posibles ventajas que hubiera tenido el nuevo formato. Si tuviera que hacer comparaciones las haría con el que coordinaron Carmen Aristegui y René Delgado en el posdebate de Reforma del mismo domingo. Este posdebate fue con los representantes de los candidatos que minutos antes intentaron debatir, sin lograrlo plenamente y a gusto del público. El coordinado por Aristegui y Delgado, en cambio, duró menos tiempo que el anterior (una hora con 28 minutos) y los participantes tuvieron oportunidades de sobra para explicar sus posiciones y hasta para bromas entre ellos. Al final, Carmen preguntó cuál de los debates había sido el mejor, y todos coincidieron en afirmar que el posdebate citado había sido muy superior al debate formal; hasta salieron contentos y para mí tanto Agustín Basave como Germán Martínez Cázares fueron los mejores, por inteligentes e informados.
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