A ocho meses del sismo que causó decenas de muertes y heridos y daños en el patrimonio de miles de personas en Ciudad de México y los estados de Oaxaca, Puebla y Morelos, los responsables de los programas de reconstrucción desaparecieron con el huracán que ahora destroza todo: las campañas electorales. En la capital del país, el anterior jefe de Gobierno busca sobrevivir políticamente. Igual otros funcionarios de las entidades afectadas. Apenas dos que tres responsables de que se cayeran edificios mal construidos han sido tocados por la justicia. La directora del Colegio Rébsamen, bien, gracias. También los que construyeron las instalaciones del Tecnológico de Monterrey en el sur de la ciudad, donde fallecieron cinco alumnos. Miles de personas perdieron sus hogares y miles más siguen sin ocupar los departamentos o casas donde vivían porque están en mal estado, inseguros. Otros miles reparan con cargo a sus haberes los edificios o casas que sufrieron daños que pueden subsanarse y así garantizar la solidez de los mismos y la integridad de sus dueños. El sábado pasado nuevamente hubo protestas, porque no aparece la ayuda oficial prometida para dichas tareas. Las autoridades despiertan brevemente de su letargo y anuncian, por enésima ocasión, que fluirá el apoyo prometido.
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