Las expectativas de un cambio de régimen están sembradas y, sin duda alguna, son muy altas. El abrumador número de mexicanos que votó por los morenos y por Andrés Manuel López Obrador lo hicieron conscientes de querer un cambio lo más radical posible. El actual y pasado modo de convivencia política, social, cultural y económica ha recibido frontal y dura condena. A lo que parece, la ciudadanía empieza a recibir variadas noticias de que será factible llevar a la práctica mucho de lo prometido por la administración dentro de tres días. Cuál será la disposición popular para acomodarse a esa nueva realidad, está todavía por aquilatarse en sus múltiples contornos. Los primeros escarceos en este largo intervalo descubren aristas rasposas y una lucha denodada entre el cambio y la continuidad, encubierta esta última de crítica opositora y contrapesos urgentes. No todo el reclamo sustenta la continuidad de conocidos privilegios sino, también, pide sostener la ya sembrada pluralidad de una democracia que ha sido, ciertamente, afectada en aspectos clave de su formación.
de La Jornada: Política https://ift.tt/2Q1gKcU
No hay comentarios:
Publicar un comentario