Bienvenida la corrección que hace el gobierno de AMLO al subsidio a las universidades y bienvenida también la reducción de sueldos de los titulares de la UNAM y IPN (aunque no tocan la costosa estructura burocrática). Son gestos importantes pero no van al fondo de la encrucijada que hoy vive la educación superior mexicana y, sobre todo, la pública y autónoma. Por un lado porque, con la promesa de abundante apoyo financiero, en estos pasados 30 años de políticas gubernamentales se empujó a las universidades a distanciarse radicalmente del sentido social crítico e incluyente que habían logrado en los años 60 y 70. Siendo públicas, adoptaron rasgos institucionales elitistas muy cuestionables: la extrema diferenciación interna de las retribuciones, la empresarialización de la investigación y la extensión universitaria, el reforzamiento de los mecanismos de exclusión (exámenes Ceneval o propios), las altas colegiaturas.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2QPwaSl
No hay comentarios:
Publicar un comentario