Las nuevas caravanas de migrantes que empezaron su tránsito desde hace unos días y ya están en México han tenido un recibimiento totalmente distinto de lo sucedido con aquellas que se produjeron a partir de octubre 16 del año pasado. En primer lugar se ha establecido un mecanismo para conocer sus nombres, sexo, edad y origen, y se les va a otorgar una visa humanitaria para seguir el proceso, ya sea visas de asilo o de trabajo. Ha quedado claro que se van a respetar los derechos humanos y serán albergados en las mejores condiciones posibles hasta que se decida su situación migratoria. El gobierno mexicano fue muy claro en el sentido de que los migrantes iban a tener el apoyo de las autoridades, pero debían pasar por el mecanismo mencionado. Sin embargo, si bien hubo cerca de un millar de personas que entraron bajo ese mecanismo, entró otro conjunto de personas que se negó a aceptar las condiciones impuestas por México, lo cual llama la atención, pues no hay ninguna justificación para que violen las condiciones propuestas por el gobierno mexicano en tanto que a todos se les permite la entrada. Hasta ahora las autoridades mexicanas han manifestado una enorme prudencia pues, en lugar de deportarlos tal como se había señalado sucedería en caso de violentar las condiciones propuestas, están tratando de hablar con los líderes y convencerlos para que depongan esa actitud claramente transgresora.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2B2AG5I
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