El racionamiento de gasolina ha sido un golpe político maestro, como se ha dicho. Colocó a Petróleos Mexicanos (Pemex) en el centro de la agenda política nacional, le puso nombre y rostro al enemigo en una lucha que de otra manera se presenta como una frustrante cargada contra los molinos de viento de la corrupción y avanzó en su objetivo de militarizar la vida social del país. Pero, si bien el imaginario político del obradorismo ha resultado ser efectivo, la tragedia de Tlahuelilpan también descubre los límites de la imaginación económica del nuevo régimen.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2RL3OZQ
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