El presidente más conservador de la historia democrática de Brasil llegó al poder con una sola propuesta concreta: que él sería un presidente honesto. La derecha secuestró las banderas de la indignación y de la anticorrupción. Secuestró la rebeldía que otrora estuvo en manos de la izquierda. Este primero de enero de 2019, Bolsonaro inaugura una nueva era en la política brasileña, donde el cinismo expreso en la literatura de Maquiavelo gana una nueva dimensión. Poner a Sergio Moro, el principal verdugo del ex presidente Luis Inácio Lula da Silva, como ministro de Justicia, además tiene cierto simbolismo: al final fue la condena de Moro la que retiró al petista de la contienda electoral.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2Tr8Wid
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