Donald Trump ha marcado el ritmo y la línea. Los innegables problemas internos de Venezuela han sido potenciados para crear una desestabilización cuyo episodio con pretensiones de finiquito ha sido la creación de un “encargado” de la presidencia de aquella república (el autoproclamado Juan Guaidó) en sintonía con los planes de Washington, secundados con ánimo lubricante por el Grupo de Lima y, en su momento, por el peñismo ahora relevado por la administración obradorista que honrosamente se ha negado a cumplir el libreto establecido por el gobierno estadunidense.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2FWfpOo
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