Estos dos personajes de la política de sus respectivos países tienen ciertos parecidos. Ambos son presidentes de la República, jefes de Estado y de gobierno. Son, también, líderes de sus respectivos partidos que, por añadidura, son mayoría: en las Cámaras del Congreso para el primero y en la Asamblea Nacional para el segundo. Fuera de tales coincidencias, en lo demás, no podían ser más distintos. Lo son en sus fisonomías, en sus antecedentes como individuos y en su carrera profesional, en sus modos de actuar, en sus estudios universitarios, en los orígenes familiares, en sus relaciones cercanas, en sus pasatiempos, actitudes y conducta. Pero en lo que más se distinguen uno del otro, es en sus respectivas concepciones del mundo, en el modelo de gobierno que persiguen y en esa filosofía íntima que ampara objetivos, principios y marcadas prioridades, usables para asentar el bienestar popular. En fin, son dos actores de la escena mundial que muy poco o, mejor dicho, en casi nada se parecen.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2CLwHvX
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