Las grandes crisis del capitalismo no son sólo económicas sino también sociales, políticas, culturales y mueven a los sectores más pasivos y conservadores de la sociedad cuando cuestionan la hegemonía de los sectores dominantes. Pero, incluso cuando comienzan a aparecer y difundirse gérmenes de autorganización y hasta de autogestión y surge una situación potencialmente revolucionaria, si la protesta de clase no tiene conciencia y objetivos clasistas anticapitalistas el tambaleante grupo capitalista dominante podrá restablecer su dominación tras un periodo de empate de las fuerzas en lucha eliminando todos los derechos democráticos que le sean posible e instaurar un régimen basado en la violencia. El ejemplo clásico es la instauración del nazismo en Alemania con el apoyo fundamental de la socialdemocracia.
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