La lucha contra el robo de combustibles es sólo uno de los ámbitos en los que se desarrolla el esfuerzo del actual gobierno por la recuperación del sector energético. En rigor, la detección y corrección de tomas clandestinas, el cierre de ventanillas huachicoleras en oficinas públicas y la confiscación de embarques ilegales de petróleo fuera de los puertos, entre otras prácticas del desvío, son momentos de una operación mayor: el cerco a la corrupción. En el camino se obtienen beneficios adicionales, como los económicos que se derivan de impedir la sustracción de hidrocarburos o como reforzar en la sociedad la noción de que la corrupción no es un destino inevitable. Esa lucha contra la corrupción es, a su vez, un paso indispensable para recobrar la soberanía energética y la fortaleza del Estado mexicano.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2BorQ2H
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