“Send her back… Send her back…” (“regrésala…”), coreaba una multitud en Carolina del Norte ante el silencio complaciente del orador. Los gritos iban dirigidos a Ilhan Omar, congresista estadunidense musulmana nacida en Somalia. Dos días antes, el orador –nada más y nada menos que el presidente de Estados Unidos– había emprendido una andanada de tuits que fueron calificados como “racistas” por el Congreso. Es sólo el principio: detrás de diferendos políticamente correctos como el socialismo o la visión sobre el Estado de Israel, el debate racial se ha vuelto a colar a la elección presidencial de nuestro vecino del norte.
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Apreciaría recibir todo lo escriba sobre migración. Usted entiende muy bien y comunica con claridad el drama del emigrado/inmigrante/retornado deportado. Soy inmigrante y estoy radicado en Honduras
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