Recientemente se ha cuestionado a la Secretaría de Salud por declarar, en plena emergencia sanitaria, “actividades esenciales” a la minería, la industria automotriz y la construcción, medida que pone en riesgo la salud y la vida de los trabajadores de esas industrias presuntamente esenciales ( La Jornada, 22/5/20). Así, las presiones de las corporaciones capitalistas en el ámbito planetario para reabrir la extracción de recursos, la producción y circulación de mercancías, encontraron anuencia en el gobierno de la 4T, que también ha sido omiso en el campo de la salud ocupacional, relativo al control del Covid-19 en enclaves maquiladores de la frontera norte y otros sectores manufactureros, donde se ha dado un contagio masivo de los operarios por la negativa de la patronal a cerrar sus plantas, llegando, incluso, al ocultamiento forzado del personal en tráileres y bodegas, ante “inspecciones” someras, cercanas a la complicidad, como ha sido denunciado con testimonios y evidencias gráficas en redes de diversas organizaciones sociales.
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