Era difícil pensar que Donald Trump, a partir de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, cambiaría su estrategia contra los migrantes, en la medida en que se trata del arma que moviliza a sus seguidores para ganar adeptos en su tan anhelada relección. El nuevo ataque contra los migrantes pasa ahora por la firma de un memorándum para que el censo no incorpore a más de 10 millones de migrantes indocumentados. Resulta una enorme injusticia por parte del inestable presidente de Estados Unidos intentar borrar del mapa demográfico a esos millones de personas, quienes por diversos motivos ejercieron su derecho de buscar nuevos caminos. Una vida sin duda marcada por enormes dificultades ante la imposibilidad de enfrentar el limbo jurídico en el que el gobierno estadunidense los ha mantenido por muchísimo tiempo, podemos hablar de hasta 20 o 25 años, una estrategia que ha permitido ejercer una inescrupulosa explotación por parte de muchos patrones.
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