Defender las semillas nativas del maíz es defender la vida. Es defender los territorios de comunidades indígenas y campesinas. Es defender los saberes ancestrales y las prácticas tradicionales de intercambio y mejoramiento que han tenido como resultado las 64 razas de maíz que existen a lo largo y ancho del país. Interceder por las semillas nativas del maíz es abogar por la soberanía alimentaria y proteger la biodiversidad y el medio ambiente.
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