La desaparición física de don Julio Scherer García se ha producido en momentos en que el periodismo mexicano no ofrece suficientes ejemplos de rigor y ética profesionales. A diferencia de lo hecho por don Julio a lo largo de su vida, los vaivenes partidistas en el ejercicio del poder y el predominio del factor empresarial en las cúpulas mediáticas han llevado a buena parte del periodismo actual a niveles de expresa complacencia con los gobernantes en turno (fenómeno agravado con el retorno al poder del PRI y sus métodos “tradicionales” de control, con el emblemático David López como eje lubricante desde Los Pinos).
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