Es insostenible la permanencia en el cargo de David Korenfeld Federman, hasta ahora director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Aun cuando el caso sólo es uno más en la larga cadena de escándalos relacionados con corrupción oficial, resultaría política y socialmente muy costoso para el peñismo de cuates fingir que nada pasó, esperar a que el escándalo se diluya en las semanas Santa y de Pascua, atrincherarse en la mentirosa versión de la urgencia médica o encargar la “investigación” del caso a la alcahueta Secretaría de la Función Pública y al patiño inexcusable que la dirige.
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