Boato real en México, mientras Grecia, la Unión Europea y la economía globalizada contienen la respiración ante el riesgo de una crisis largamente voceada. Rápidamente repuesto de una operación quirúrgica para retirarle la vesícula biliar, Enrique Peña Nieto hizo los honores a Felipe VI, mientras algunos de los empresarios más importantes de México y España afinaban convenios que les permitirán mantener boyantes las grandes fortunas de allá y de acá. El nada sedante secretario de Hacienda, Luis Videgaray (también apellidado De las Casas, como la mayoría o la totalidad de sus compañeros de gabinete y la jefatura de éste) hacía saber, por su parte, que nuestro país está en muy buenas condiciones para enfrentar las turbulencias helénicas. “Los mercados mexicanos están operando con orden y liquidez”, aseguró Videgaray, mientras el peso seguía en la depreciación frente al dólar y los índices bursátiles eran impactados por las noticias internacionales.
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