A Lázaro Ernesto Villanueva Coronado, de 19 años, le cayó una piedra gigantesca encima cuando trabajaba en la mina El Mezquite, de Sabinas, Coahuila, un lugar donde laboran 200 hombres, que carece de las mínimas condiciones de seguridad e higiene y que genera anualmente 116 mil toneladas de carbón con más de 100 millones de pesos de ganancia; un lugar que fue cerrado y reabierto por conducto de fraudulentas maniobras que el propio sistema de concesiones propicia en la zona carbonífera, provocando un aumento de la minería clandestina.
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