Sigue de muy buen humor Andrés Manuel López Obrador. Como pocas veces, se ha mostrado rápido y fresco para responder a campañas negativas en su contra. Ayer, por ejemplo, se mostró en un acto público con una chamarra en la que iba bordado su nuevo nombre de contrabatalla: Andrés Manuelovich. Con chispazos como el del video en Veracruz, cuando “esperaba” el arribo de un “submarino con el oro ruso”, y el jaleo burlón respecto al intento de ligarlo con maniobras injerencistas de Vladimir Putin, el tabasqueño ha logrado salir adelante, sin raspaduras reales e incluso con ganancia política.
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