El rechazo a la siembra de soya transgénica es unánime en la península de Yucatán. Monsanto tuvo una derrota histórica en esta región devastada por el monocultivo industrial que llegó de la mano de los menonitas, pero la empresa no se dio por vencida y, al parecer, el gobierno tampoco, pues cualquier lógica indicaría que si el permiso fue cancelado por un juez, entonces no hay nada que consultar, tal como les explicaron esta semana las autoridades tradicionales de cuatro comunidades mayas a los representantes de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados, que intentaron iniciar una consulta inapropiada.
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